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viernes, 26 de febrero de 2010

CUANDO UN HOMBRE AMA A UNA MUJER

No tiene que pasar nada para que yo tenga un mal día.

Eso es lo emocionante de esto.

Viene, golpea y me arroya como si fuera un maldito mercancías.

No es mi problema pero es mi maldita culpa.

Todo esto es por mi maldita culpa.

Yo no soy tu problema.

Yo no soy un problema que has de resolver.

Cada vez que me miras así Michael quiero salir de mi propia vida.

Haces que me sienta como una estúpida, un inútil y débil animal.

Ya no sé cómo intentarlo.

Lo que tenemos que intentar es vivir la realidad; cuando te sientes sola, no estás con nadie y eso es real y cuando no sabes, no sabes y punto.

Todo el mundo me odia.

Necesito a mi mujer. Y también a mis hijas.

En el trabajo no me concentro y eso me pasa en todas partes, no logro controlar las cosas.

Todo es inestable y borroso.

Ellas siempre están ocultando cosas incluso a sí mismas.

Me he sentido avergonzada, aterrorizada y humillada todos los días.

Es horrible lo mucho que puedes odiarte por ser tan ruin y débil aunque él no podía salvarme así que le culpé de mis fallos intentando que recayera todo sobre él y siempre había más y cuando intentó ayudarme le dije que me hacía sentir pequeña e inútil pero nadie nos hace sentir así, no. Lo hacemos nosotros mismos y le eché de mi lado por que sabía que si alguna vez veía como era en realidad dejaría de quererme.

No sé si tendré otra oportunidad pero he de creer que sí la merezco, todos la merecemos.

Mi mujer es una alcohólica y la mejor persona que he conocido.

Tiene 600 clases distintas de sonrisas, todas te iluminan la vida; pueden hacerte reír a carcajadas así sin más, pueden incluso hacerte llorar.

Y eso sólo sus sonrisas.

Pienso en las cosas que ha vivido y no he podido ayudarla.

Quizá ayudar no era tu misión.

Sí lo era. Porque la quiero y lo he intentado todo excepto escuchar, escuchar de verdad y así es como la dejé sola.

Estaba tan avergonzado que ni se lo dije; quizás si se lo dijera me querría igual…

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