Adoro el silencio.
El silencio que acompaña el retumbar de mis sienes cuando el esfuerzo ha terminado.
El silencio del retumbar de mi corazón en mi cabeza.
El silencio del éxtasis, de la concentración en el mero retumbar de mis venas.
Adoro esa sensación que me ahoga en esos momentos.
Son ésos los momentos en los que me encuentro en paz conmigo misma.
Cuando sólo soy un corazón que late impetuoso.
Cuando sólo soy una sangre que parece querer salir de las venas que tratan de conducirlas.
Esta es la imagen añadida a mis palabras paz y silencio.
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